lo mejor y lo peor


Hola mi nombre es... la verdad no tengo nombre, el ángel que me rescató no le hizo falta ponerme uno, quizás porque me percibe como a un igual, no que el sea un perro, sino como a un ser vivo igual que él.

La verdad nací en la calle, soy una mestiza y de paso, no muy bonita, me críe en la calle, pasando hambre, necesidades y comiendo de la basura con mi hermanita.

Una casa en especifico botaban basura en buen estado y había comida rica, por eso iba a comer de su basura. La verdad rompía las bolsas y hacia un reguero, por supuesto que nunca fue por maldad, solo por hambre. Me gritaban para que me fuera y yo me iba, pero el hambre puede más que el miedo y volvía.

Hasta que un día conocí lo peor de la humanidad, sin entender porque, me echaron agua hirviendo, yo siendo una cachorra solo daba alaridos de dolor, mi hermanita que siempre estaba conmigo no sabía queme había pasado, solo tenía mucho miedo como yo y salió corriendo. Pase días llorando de dolor y las heridas comenzaron a infectarse, no tenía ganas de caminar el padecimiento no me dejaba.

Hasta que un día un ángel paso cerca de mi, me miro y tuvo piedad de mi. Al principio estaba asustada pues ya sabía de lo que eran capaces las personas, pero el dolor no me dejaron moverme o huir, pensé que si me mataba quizás me haría un favor pero en vez de eso, me llevo con mucha ternura, iba en el camino preguntándose como alguien era capas de tal crueldad.

Me curó lo mejor que pudo, en parte era el jabón azul, pero lo que más rápido me curaba fue el amor, el tener un lugar donde dormir, y alguien que me cuidara, con razón dicen que Dios es amor. No solo me curó a mi y me adoptó sino también a mi hermana, ambas andamos con él, de lo poquito que tiene lo comparte con nosotras. Mi ángel es muy pobre, pero para nosotras es un príncipe y su corona es su corazón noble. Lo acompañamos a todos lados. Estamos gorditas para lo flaquito que esta él. Y su frase favorita es: "no entiendo como hay gente que le hace daño a los animalitos"

una vez se metieron unos rufianes en casa y el nos escondió para que no nos hicieran nada, lo amarraron para robarle las pocas cositas que tenía de valor, lo dejaron encerrado y botaron las llaves, su mayor preocupación era que nosotras estuviésemos bien. Dios perdone a esos pillos.

Siempre que veo la cicatriz en mi muslo me recuerda lo peor de las personas, pero también me recuerda lo mejor de ellas. Solo espero que sí nos toca partir, porque ya estamos viejitas, Dios envié a un ángel a cuidar de mi ángel, y que no se quede sólito,nunca podre agradecerte todo lo que hiciste por mi.

Gracias por cada gesto noble y desinteresado a favor de alguien o algo, en alguna necesidad. Que Dios te lo pague y seguro que te lo pagará.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Prestame tu esperanza.

Entre aguilas o gallinas

¿Por qué?