Nuestro primer aniversario.

                Quiero empezar por dar gracias, quiero aprender a decir más seguido gracias y sentirme agradecido, los últimos años en mi país, las crisis han aumentado en todas las dimensiones haciendo que la crítica, la frustración, el pesimismo y la queja sean básicamente nuestras únicas fuentes de inspiración. Sin querer negar o apartar la realidad de nuestra situación país, haciendo un paréntesis, me he dado cuenta que cuando vivimos agradeciendo por los detalles pequeños somos más felices, los detalles pequeños son cotidianos, comunes y a veces, de tanto repetirlos se nos hacen aburridos o monótonos.

                Vivo en una de las ciudades más calientes de mi país, es, para que se hagan una idea, como vivir en verano constantemente, las temperaturas son altas durante cualquier momento del día. Y por día me refiero literalmente al día ósea las veinticuatro horas, porque incluso en las noches es igual de caliente, a veces peor, porque por alguna razón de día el viento sopla fuerte en la noche no sopla.

                A mi esposa y a mí recién casados, se nos dañó la cama a los pocos meses. Y el último mes y medio había sido como que Gulliver durmiese sobre una pista de cross de los liliputienses. Acostarnos y levantarnos igual de cansados, yo me quede sin trabajo pero mi esposa tiene un horario duro, realmente duro. La pobre se levantaba igual de cansada como se había acostado y así le tocaba salir a trabajar. Por supuesto, que nos quejábamos y quejábamos todo el tiempo.

                Decidimos botar el “box” que es como le llaman aquí a la estructura de madera sobre la que se coloca el colchón, ahora nos ha tocado dormir en el suelo. Era un poco mejor, así que pudimos volver a descansar, “un poco mejor” (valga la redundancia). No pasaron ni dos semanas y el aire acondicionado se nos dañó, ahora no solo era dormir incómodos sino sudando de calor, a mí el calor en la noche no me deja dormir, sí en la noche, en el día puedo dormir sudando como pollo asado perfectamente pero de noche no. Así, ahora ya no era que dormía poco o mal, ahora es que ya no dormía en toda la noche, literalmente. El hecho de no poder dormir en la noche no quiere decir que en el día tengo derecho a descuidar algunas de mis responsabilidades para poder descansar, no, debía seguir cumpliendo como todo un adulto.

                Nuestro perro, o como nos gusta llamarlo, nuestro perro-hijo. Desde que nos casamos por motivos de logística tiene que dormir con nosotros, él es un perro mediano por lo tanto, a veces no es tan cómodo tenerlo en cama con nosotros, pero cuando el aire enfriaba mucho era como tener una almohada caliente, era rico abrazarlo, tenerlo cerca por el calorcito que irradiaba. Pero sin el aire, el pobre suma grados de calor al ya muy intenso calor que experimentábamos, entonces ya no es tan divertido, pero mi esposa y yo no los calamos (lo soportamos para aquellos que no entiendan esa expresión) igual, pues él es nuestro hijo y no entendería porque ahora no puede dormir con nosotros, aunque el muy muérgano cuando tiene mucho calor se sale del cuarto y se echa en el suelo frío de la sala.
                Yo soy un hombre al que le gustan las cosas de niños como los vídeojuegos, las películas animadas infantiles, etc. Por eso tengo buen enganche y amistad con mis sobrinos tengo siete sobrinos pero tres de ellos están en otra ciudad y solo tengo a mis sobrinos por parte de mi cuñado, el hermano de mi esposa. Ellos nos aman a mi esposa y a mí, desde pequeños los acostumbramos a que nosotros somos no solo sus tíos sino sus amigos, así que jugamos con ellos, a los caballos, a las carreras, a ir al parque, todo esto amerita un esfuerzo importante ya que yo ya no tengo quince años, pero por escucharlos reír y ver esa caritas y expresiones de emoción cuando nos ven llegar vale la pena cualquier esfuerzo, solo que trasnochados, cansados y a veces hambrientos la palabra esfuerzo alcanza un nuevo nivel.

                Ahora parecía imposible dar gracias a Dios o a la vida por tantas dificultades. Mi esposa y yo tenemos pocos amigos, contactos en Facebook un montón pero amigos con los que podamos salir, hablar o compartir gustos, muy pocos. Mis gustos y los de mi esposa son tan peculiares que no con todo el mundo hacemos un buen enganche. Somos de ese tipo de personas que se sienten inadaptados, como extraños en todos los ambientes, lo bueno es que aun así sé que existe un montón de gente como nosotros solo que no nos conocemos mutuamente.

                Leyendo las palabras anteriores y por supuesto entendiendo que hay cientos de cosas más que paso por alto pero quiero contarles ahora lo que paralelamente ha pasado, no a mí, sino a otras personas y tratar de verlo todo desde otra perspectiva.

                Se nos dañó el colchón y dormimos en el suelo con nuestro perrito-hijo, ya lo dije. Una amiga me contó hace poco que su esposo tuvo que irse afuera a trabajar y que tiene tres meses sin dormir con su esposo, así que le di gracias a Dios de que al menos no me ha tocado dormir lejos de mi esposa, en el suelo, con calor o como sea pero con ella.

                Sé nos dañó el aire. Tener que dormir en calor nos enseñó a dormir en calor y suponemos que por esa razón durante el día ya casi no sentimos calor y créanme que eso en Maracaibo no es fácil. Aun así le doy gracias a Dios porque tenemos un lugar seguro donde dormir y mi esposa y mi perro-hijos tienen calor pero están bien.

                 El líder de la iglesia a la que asistimos tuvo que salir de viaje y nos quedamos nosotros en su casa, en su cuarto había aire y una de las camas más cómodas en las que he dormido jamás, pero no poder dormir con nuestro perro-hijo nos tuvo con insomnio a mi esposa y a mí. Estamos contando los minutos para volver a nuestra cama incomoda y al sofocante calor pero con nuestro perro-hijo al lado, o entre nosotros, o encima de nosotros.

                No tengo trabajo y no ha sido fácil para mi esposa y para mí, pero Dios me dio la oportunidad de inscribirme en la universidad y poder estudiar comunicación social, y eso es dar uno de los pasos más importantes al cumplimiento de uno de mis más grandes sueños. Sé que pronto tendré un gran trabajo, es solo cuestión de tiempo (y de esfuerzo).

                Ahora con nuestros sobrinos, no siempre es fácil con ellos, aunque siempre los disfrutamos. Pero hace poco mi cuñado nos anunció que se va del país porque en Venezuela actualmente pareciera no haber esperanza de futuro, osea que la idea de no poder ver más a los gorditos nos tiene pre-destrozados, odiando la idea de que llegará el día en que no podamos ir a pasar una tarde con ellos, escucharlos doblar las películas con sus vocecitas y sus maravillosas risas. Ahora le doy gracias a Dios por cada segundo en que aún los tenemos con nosotros y aunque se me esté partiendo la espalda de dolor mientras los llevó en caballito por la casa, lo disfruto, porque no sé cuando será el último caballito que les haga.

                La situación de no tener amigos. Pues de un tiempo para acá a veces en las tardes, me reúno con mis cuñados, nos tomamos un café (cuando hay café para tomar) y nos ponemos a hablar de política. Me quejaba porque sentía que no tenía amigos pero ahora que mi cuñado y la cuñada se van, la idea de ya no poder pasar aunque sea una tarde de la semana por su casa y tomarnos un café o quejarnos juntos de que ya ni café hay, me hizo entender lo maravilloso que fue poder hacerlo. Mientras estuve en los preparativos de mi boda, mi cuñada y mi esposa hacían manualidades y mi cuñado y yo echábamos partidas de fútbol en PES de Play Dos, pensar que quizás jamás podamos volver a jugar es terrible, y saber qué sin saberlo aquellas eran unas maravillosas tardes de compartir y jugar. Teniendo en cuenta que hace poco un gran amigo estaba pasado por una depresión terrible, y no tuvo a absolutamente nadie con quien tomarse un café, con quien hablarlo, con quien desahogarse y terminó por tomar la decisión de suicidarse.

                Hoy estamos cumpliendo un año de casados mi esposa y yo, y por motivos de agenda no podremos hacer gran cosa para celebrarlo, y eso como esposo me pone triste porque la sonrisa de mi esposa como la sonrisa de mis sobrinos me llenan de luz el alma (si ya sé, al final se trata de mí, que te puedo decir todo somos así, creo). Pero hace poco fuimos al funeral del esposo de una de las primas de mi esposa que son más o menos contemporáneos con nosotros. Así que, apartando lo que nos falta, hoy nos tenemos y podemos celebrar que nos amamos, que nos casamos, con un beso, con una risa, con un helado, con una flor, con lo que sea, pero juntos. Por eso quiero darle gracias a Dios, porque sé muy bien que podría ser mucho peor.

                Por eso quiero darle gracias a Dios con una sonrisa en la cara, porque tengo esposa, es hermosa, me ama, tengo casa, tengo sobrinos hermosos e inteligentes, tenemos un perro-hijo, tenemos (a veces) café, tenemos comida (en Venezuela como en algunas de las partes más pobres del mundo, decir esto es bastante), tenemos techo, tenemos con quienes hablar, tenemos miles de motivos para reír, trabajo, estudios, ropa. Tenemos el amor inmutable de Dios y de nuestros familiares. Por eso gracias Dios, gracias esposa, gracias contra toda probabilidad, gracias contra toda adversidad, gracias en vez de queja, gracias y no tristeza, gracias, muchas gracias.

                

Gracias por nuestro aniversario. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Prestame tu esperanza.

Entre aguilas o gallinas

¿Por qué?